El Beso
Empecemos por el principio.
Al nacer, llegamos al mundo con algunos reflejos que luego perdemos al crecer un poco.
Tenemos el reflejo de marcha automática, que es hacer movimientos como si camináramos cuando las plantas de los pies tocan una superficie dura; el de presión, que es cerrar la mano cuando un objeto toca la palma; pero aquí los que nos interesan son dos, el de búsqueda y el de succión.