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El contenido NO ES el tema

Todos sabemos que hay cosas que se nos ocultan a simple vista, este fenómeno que voy a describir ha estado desde hace años frente a mí, pero no lo había identificado como tal, y lo considero malo para el buen desempeño de los Trabajos en masonería.

Sabemos, también, que al taller masónico vamos a darle golpes a nuestra piedra bruta, de ahí que se diga que, para crecer, debes de aguantar los golpes, pero sin quebrarte, es decir, sin abandonar el objetivo y sin tomar como algo personal las correcciones o críticas hacia nuestra persona.

 

“Chocan las ideas, no los hombres” es otra frase que tenemos presente, porque podemos no estar de acuerdo con un hermano, podemos tener una opinión totalmente opuesta a la de él, pero nuestra mano siempre estará dispuesta a apoyarlo; a pesar de no compartir sus opiniones, siempre me encontraré con ese hermano en la escuadra, y me despediré de él a nivel.

 

piedraCubicaAprendizEntonces, si ya sabemos que así funciona esto, que ofrecimos corregir con suavidad al hermano digno, ¿porqué nos da miedo o vergüenza hacerlo? En pocos talleres he visto yo que se corrija a un hermano cuando comete un error en el ceremonial o cuando presenta un trabajo absurdo.

Creo que no corregir a un hermano, es hasta una falta de respeto hacia él.

Recuerdo la primera vez que un Maestro Masón me hizo una corrección siendo yo un Aprendiz, recuerdo que lo hizo con amabilidad, y recuerdo también que lo que pensé fue “¡ah caray!, me está corrigiendo, cree que soy “corregible”, es decir, cree que puedo hacer mejor las cosas, me está observando y quiere ver en mi a un mejor masón”. Siempre estaré agradecido con ese hermano y jamás olvidaré mi primera corrección.

Los Trabajos que presentamos, si están bien hechos, nos habrán tomado varias horas o días de investigación y desarrollo, por lo tanto, entiendo que algunos hermanos feliciten al expositor al terminar, pero que lo hagan SIEMPRE, aunque el trabajo sea un vulgar COPY-PASTE, no me parece correcto.

Yo prefiero escuchar un Trabajo “mal escrito” que salió del corazón del hermano, que un texto perfectamente bien redactado, con palabras rimbombantes (que nadie entiende, por cierto) copiado de un libro, y que, si le preguntas al expositor qué quiso decir en tal o cual párrafo, te responda “no sé, no lo entendí bien”. ¡¿De qué nos sirve eso?! A nosotros y a él mismo no le sirve de nada.

Y tenemos otro desperdicio más en los Trabajos: confundimos el CONTENIDO con el TEMA.

Si un hermano presenta un Trabajo llamado, por poner un ejemplo, “La Libertad dese el punto de vista masónico”, uno esperaría que hable acerca de la “libertad”, pero “desde un punto de vista masónico”, es hasta obvio… ese debería ser el tema, ¿no? “¿cómo define la masonería a la libertad?”; está bastante claro, creo yo, que el tema NO ES simplemente “la libertad”, sino “la libertad descrita por la masonería”, ya que el título está diciendo eso, ¿verdad?, ¿lo entendemos todos bien? Entonces ¿por qué jodidos al comentar el trabajo, cada hermano habla de su concepto personal de libertad, sin relacionarlo para nada con la masonería? El Tema NO ES “la libertad”, el tema es “la libertad DESDE EL PUNTO DE VISTA de la masonería”.

Y como ese ejemplo ficticio hay muchos otros reales que todos hemos visto, basta con hacer memoria.

Tomamos una frase del Trabajo, que estaba ahí para reforzar la idea principal del tema, ¡y la convertimos en el tema del Trabajo! Y basamos en eso nuestro comentario, que pudiera ser un excelente comentario, pero NO ES de lo que realmente se está hablando.

A veces así ocurre, un Trabajo “evoluciona” en los comentarios de los Hermanos, ¡y funciona! Se convierte en un Trabajo que por su contenido provocó muchos comentarios valiosos, que, aunque se alejen del tema aportaron auténtica Luz.

El problema es que el Hermano expositor realmente no tuvo retroalimentación de su Trabajo, bajó como subió a la Columna de la Elocuencia, igual, sin cambio en él.

Si el Trabajo presentado realmente es bueno, su Vigilante lo felicitará, y una vez hecho esto, considero innecesario que se repitan las felicitaciones, son agradables, pero se corre el peligro de que sólo sirvan para inflar nuestro ego.

Y si el Trabajo es malo, confuso o una vulgar copia, entonces hay que expresar lo que realmente pensamos, por respeto al Hermano que lo expuso, hay que decirle la verdad, no es necesario “protegerlo” de sentirse mal por recibir una crítica, a eso vamos, a devastar nuestra piedra bruta.

En mis Trabajos, el 99% de las veces hay cuando menos un Hermano que en su comentario dice “no estoy de acuerdo con lo expuesto, tengo una idea diferente” y la verdad, cuando escucho eso, siento que tuve éxito en mi exposición, me siento tranquilo de saber que hay otra manera distinta de entender lo que, según yo, ya tengo entendido.

Siendo sincero, cuando subo a exponer un Trabajo, y no recibo más que “felicitaciones” y comentarios que repiten con otras palabras lo que dije, o ejemplos que confirman mis ideas, siento que perdí el tiempo, tanto desarrollando el Trabajo como exponiéndolo, no sirvió de nada, mi piedra bruta sigue igual de bruta, no pude darle un golpe para corregirla.

Recuerdo con alegría un día en que un hermano Compañero Masón, y siendo yo Maestro, comentó “No esto de acuerdo con la primera parte de tu Trabajo… ¡y con la segunda TAMPOCO!”. Ese fue un muy buen día de Trabajo Masónico en todos los sentidos.

Mis Hermanos, seamos buenos, ayudemos a corregir a los demás, que no nos de vergüenza o pena o miedo decir algo en contra de lo expuesto, repito lo dicho anteriormente “aquí chocan las ideas, no los hombres”, quien te corrige, es porque te cree “corregible”, te cree capaz de mejorar, a un “caso perdido” ya ni se le dice nada, ¿para qué? Si no va a cambiar.

No dejamos de ser Hermanos por no estar de acuerdo, pensar igual no es lo que mantiene la fraternidad, esa hermandad que sentimos es más fuerte que una simple crítica, y les aseguro, que en su vida recordarán más las correcciones que las felicitaciones, porque las felicitaciones te dejan igual, pero las correcciones, te mejoran como persona, ¿y no es ese el fin de la masonería?