Skip to main content

6 advertencias al Maestro Masón

o su título original “Los Maestros Masones me caen gordos”

La masonería hace 6 advertencias a todo profano que deseé iniciarse en nuestros misterios, quienes son hoy Aprendices Masones las han aceptado.

Me parece a mí que los Compañeros Masones deben de recibir también 6 advertencias, justo antes de ser exaltados al sublime grado de Maestro Masón.

Primera Advertencia: No te creas el título de Maestro, porque NO eres maestro de nadie.

El Maestro Masón se diferencia del Compañero porque ya no necesita un maestro, él es su propio maestro, él se hace responsable de su propia instrucción y de su propio mejoramiento.

Es verdad que debe velar por la buena conducta de los Aprendices y Compañeros Masones, pero velar por su buena conducta no le pone como Maestro Masón un escalón arriba de sus hermanos en la escalera moral, no tiene porqué sentirse superior a ellos ni a nadie.

El alumno es quien reconoce al Maestro, no sus títulos.

Segunda Advertencia: El Maestro Masón debe de tener una VERDAD, y esa es que SIEMPRE puede estar EQUIVOCADO.

Es mejor responder “No sé” a decir “No es de tu grado” o peor aún, inventar una respuesta solo porque como Maestro Masón, no puedes quedarte callado.

Ser Maestro Masón no te hace infalible, perfecto ni sabio, ¿por qué entonces algunos Maestros Masones hablan como si fueran de verdad la encarnación de Salomón con toda su sabiduría?

Hablan con mucha autoridad, con lentitud, haciendo pausas en sus frases, para que tú, pobre idiota, tengas tiempo de asimilar lo que Don Maestro Masón te está diciendo.

El Maestro Masón, por creer que tiene la razón, es el más propenso a equivocarse.

Tercera Advertencia: Tu trabajo en la logia es ADMINISTRATIVO.

Si no te quieres involucrar en el manejo de tu logia o el de la Gran Logia, mejor quédate como Compañero, porque si eres exaltado al Sublime Grado de Maestro, te toca trabajar y no de manera simbólica, sino físicamente, asistiendo a las Tenidas de Gran Logia cuando éstas sean convocadas, tomando un puesto y cumpliendo fielmente con todas las obligaciones que impone, apoyando en TODAS las ceremonias especiales de tu logia como los aumentos de grado, e incluso, apoyando a otras logias en las suyas, y finalmente formando parte de alguna comisión.

Cuarta Advertencia: Saber de memoria las liturgias no es lo importante, pero sí es lo mínimo que un Maestro Masón debe de hacer.

El Maestro Masón debe de estudiar las liturgias y ceremonias de cada grado, pero no sirve de nada que las memorice y sepa recitarlas de corrido si no hace un esfuerzo por comprenderlas; las liturgias no se llevan en la cabeza, se llevan en el corazón.

Quinta Advertencia: No aspires a ser “Eterno Aprendiz”, debes de ser un Maestro Masón con todas sus letras.

El “eterno aprendiz” pide que lo disculpen por no saber, justifica así su falta de instrucción; el Maestro Masón puede no saber algo, pero su compromiso es instruirse inmediatamente y procurar por todos los medios no equivocarse por segunda vez.

La cuchara de albañil de ese Maestro “eterno aprendiz” es de plástico, la del Maestro Masón, de acero. Se es o no se es.

Sexta Advertencia: Enseña ÚNICAMENTE con el ejemplo.

No enseñes con la palabra, porque el tiempo las confunde, en cambio lo que se aprende con el ejemplo, permanece. La gente no aprende cuando le enseñamos algo, aprende cuando ellos mismos se lo enseñan, y la manera en que uno puede enseñarse solo, es viendo cómo otro lo hace.

No aprendimos a hablar ni a caminar porque alguien nos dijo de qué manera poner las piernas o de qué manera mover los labios, aprendimos viendo a otros.

Lo que digamos para enseñar al otro no vale nada, el Maestro Masón debe de ser ejemplo, y así, de esa manera pasiva, siendo observado por otros, quizá sin darse cuenta, estará cumpliendo con su deber de enseñar la virtud.

Si hiciera caso a mis propias advertencias, no debería ni de estar aquí diciendo todo eso, pero la Columna de la Elocuencia no es para hablarle a los demás, es para escucharse a sí mismo, y luego ver en los comentarios de los hermanos., la opinión que el GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO tiene de nuestros pensamientos.