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Epistemología

Advertencia

“La Ciencia es verídica.
NO se deje engañar por los hechos”
(Credo de Finagle)

Este ensayo presentado como primer trabajo mensual para la materia de Epistemología pretende... bueno, para hacerle honor a la verdad, el ensayo no pretende nada... soy yo el que pretende, a través de él (¡lo que nos hace esta materia!), aclarar... me algunas ideas en las que creo y que voy a exponer con ayuda de los autores, suponiendo que entiendo de manera correcta las ideas de éstos.

¿Es "ciencia" la psicología? mmm, esto hay que analizarlo bien...Revisamos 4 autores: Octavi Fullat, quien nos habla de la necesidad de un método propio; Adolfo Sánchez Vázquez, quien nos muestra la tambaleante base de la “neutralidad ideológica”; Gregorio Klimovsky, quien nos señala una área muy importante de la investigación de la investigación (está bien escrito): el contexto; y finalmente Bachelard.

En general este ensayo tratará sobre la validez y necesidad aparente de las llamadas ciencias humanas por ser reconocidas como ciencias.

Mi postura es que NO son ciencias, entendida ciencia como disciplina que utiliza el método científico, sin embargo, sí existe la necesidad de ser reconocidas como ciencias, lo cual fuerza a nuestro bando a querer ponerse las batas blancas y andar despeinados, como todo buen científico común.

Debido a que mi punto de vista está desde el lado de los científicos y estoy tomando su forma de ver, lo cual es válido, ya que ellos son los que inventaron eso del “método científico” el lector puede opinar como le plazca, o puede dejar de hacerlo, pero no puede opinar que son o no son ciencias las “ciencias humanas” dependiendo desde dónde se mire, no lo puede hacer porque entonces yo podría decir que el lector es un idiota, dependiendo desde dónde se mire... (todos lo somos, sólo nos tienen que encontrar el ángulo ;-)), este tema lo estamos abordando desde una sola y única perspectiva: la de los científicos de la ciencia pura.

Ya que lo que expongo aquí es una posición contraria a lo que se quiere creer, voy a contar una historia:

“Se acercó un hombre sabio a Buda y le dijo: “las cosas que tú enseñas, señor, no se encuentran en las Santas Escrituras”.

“Entonces, ponlas tú en las escrituras”, replicó Buda.

Tras una embarazosa pausa, el hombre siguió diciendo:

“¿Me permitiría sugerirle, señor, que algunas de las cosas que vos nos enseñáis contradicen las Santas Escrituras?”.

“Entonces, enmiendo las Escrituras”, contestó Buda.”

Espero que después de esta lectura tengan más blandito el oído para todo lo que voy a decir.

Empecemos.

Lo más significativo para mí acerca del texto de Octavi Fullat, está contenido en el siguiente párrafo:

“El avance en la resolución de problemas está, pues, en relación con la metodología usada, la cual tiene que ser la propia. Un método resulta apropiado para un cierto tipo de problemas cuando se sabe con qué prueba se decidirá la cuestión planteada. Los filósofos y los moralistas no tienen a mano pruebas concluyentes; los biólogos y los físicos, en cambio, saben siempre qué tipo de prueba decidirá la pregunta formulada.”

Nótese lo que nos dice en la primera línea “...la cual tiene que ser la propia” refiriéndose a una metodología propia, adecuada para resolver un problema en particular.

Más adelante nos dice que los filósofos y moralistas, como ejemplo de las “ciencias humanas”, no han resuelto los problemas que trabajan porque carecen de un método que de pruebas concluyentes.

Y nosotros, los que estudiamos las “ciencias humanas” sabemos esto, tenemos el problema de que carecemos de un método que nos resuelva todas nuestras preguntas, ¿qué hacer al respecto?... ¿qué podemos hacer para probar todo aquello que nuestra intuición y experiencia nos hace creer?

Bueno, algunos estudiosos encontraron una solución, voltearon a ver a nuestros hermanos los científicos que gozan de mucho reconocimiento y credibilidad y dijeron: ¡Hagamos lo mismo!

No puedo culpar a las personas que piensan así, porque como dije antes, tenemos la necesidad de ser ciencia... bueno, lo que en realidad necesitamos es más credibilidad y poder y si en este momento de la historia esa credibilidad y ese poder lo da el método científico, pues es muy normal que nos inclinemos para hacia él. Claro que también es muy normal que un niño pequeño coma tierra y cochinillas cuando tiene hambre... no es lo más nutritivo, pero definitivamente lo puede satisfacer.

Ley de Young:

Todos los grandes descubrimientos se hacen por error.

Corolario:

Entre más grande sea el descubrimiento, más se tardará en cometer el error.

Creo que lo mejor es seguir investigando y tal vez nos topemos con ese método.

No debemos temer equivocarnos.

En conclusión, las “ciencias humanas” carecen de una metodología propia que produzca conocimiento verificable al estilo del conocimiento científico puro.

Tienen una metodología, o para ser más exactos, como dirían los franceses: un putamadral de metodologías. Cada una tiene algo de verdad, si es que su autor es sincero, no tiene que ser inteligente, pero sí sincero.

No sé si el lector esté de acuerdo con migo, pero en la psicología, por mencionar uno de los mejores ejemplos, gran parte de la investigación se inició con una intuición, una corazonada por llamarle de otra manera. En realidad esta intuición fue el producto de muchas observaciones, no todas conscientes y tal vez muchas nunca las recordemos, pero no por eso deja de ser un buen método para generar un conocimiento.

Claro que las intuiciones son ideas alejadas de la objetividad, y la objetividad es un elemento básico para la ciencia pura, lo que nos lleva a no poder usar el método científico – a menos, claro está, que estemos hablando de conductismo – y a no poder clasificar como ciencias a las llamadas “ciencias humanas”

Continuando con el tema, existe una paradoja interesante que intenta sostener la idea de objetividad en las llamadas “ciencias humanas”, se llama “neutralidad ideológica”. Así que tenemos una ideología que nos dice que es posible no ser influenciados por ideologías, sin embargo, al hacer esto actuaríamos de acuerdo a esta ideología que surgió para satisfacer la necesidad de incluir a las “ciencias humanas” en las ciencias, pero debemos tener una “neutralidad ideológica”, o sea, no debemos seguir ninguna ideología, pero si no la sigo cumpliría con eso que me dice hacer, mantener una posición neutral, pero entonces la estaría cumpliendo, y entonces estaría influenciado por una ideología... y entonces... por eso es una paradoja...

La neutralidad ideológica es uno de los conceptos de los que echan mano algunas personas que quieren ver a las “ciencias humanas” como ciencias.

Es Adolfo Sánchez Vázquez quien nos muestra a modo de “tesis” las ideas que sustentan eso que llaman la “neutralidad ideológica”.

Menciona 14 teorías, aquí explicaré sólo 2, no quisiera aburrirlos o confundirlos, si es que ya están aburridos...

Tesis 1. No existe ninguna barrera insalvable entre las ciencias naturales y sociales; la especificidad de las ciencias sociales no puede eludir las exigencias de la cientificidad.

Este es mi entendimiento de la tesis 1 que Sánchez Vázquez nos presenta:

No hay ninguna barrera que sea imposible de vencer para poner a la par a las ciencias sociales y a las naturales.

La ciencia sirve para conocer, pero el contexto social decide qué es lo que hace falta conocer, en época de guerra hace falta conocer métodos para matar, en época de epidemia hace falta conocer métodos para vacunar, en época de sequía hace falta conocer métodos para reciclar el agua... etc...

Este contexto social afecta más a las ciencias sociales que a las naturales, pero no es en ningún momento algo que las separe y le dé a una un lugar más elevado, si le damos tiempo pronto se pondrán al parejo.

Tesis 2. Las ciencias sociales – como toda ciencia – se caracterizan por su objetividad.

La tesis 2 la comprendo de esta manera:

Las ciencias naturales son tan objetivas o tan subjetivas como las sociales.

Esto se explica si profundizamos y reconocemos que el objeto que el científico natural estudia no es el objeto real. El objeto real no puede ser percibido por el científico, o por alguien más, lo que el científico estudia es el conjunto de fenómenos que produce ese objeto, pero, repito, no el objeto real, sino su percepción de él. Cada científico, como persona subjetiva que es, puede percibir los fenómenos de ese objeto a su manera.

Habiendo profundizado de esta manera, ¿quién puede negar que las ciencias naturales son tan subjetivas como las sociales?, y que para fines prácticos, es mejor aceptar la objetividad de ambas.

El resto de las tesis plantean, también, argumentos razonables, sin embargo, mi opinión es como la de Sánchez Vázquez “... esa neutralidad no se apoya en sólidas razones, sino en justificaciones ideológicas” o dicho con mis palabras, “esa neutralidad está sostenida con alfileritos”. Después de todo, la “neutralidad ideológica”... es simplemente otra ideología, ¿no?

Siguiendo con el tema de la necesidad de establecernos como ciencia, hablaré ahora de “contextos” con la ayuda de Gregorio Klimovsky.

Gregorio Klimovsky nos habla de muchas cosas, pero tomaré sólo lo referente a los contextos. Voy a poner un ejemplo de cómo al reconocer el contexto nos cambia nuestra mirada.

“Encausado”, dijo el Gran Inquisidor, “se os acusa de incitar a la gente a quebrantar las leyes, tradiciones y costumbres de nuestra santa religión. ¿Cómo os declaráis?”

“Culpable, Señoría”

“Se os acusa también de frecuentar la compañía de herejes, prostitutas, pecadores públicos, recaudadores de impuestos y ocupantes extranjeros de nuestra nación; en suma: todos los excomulgados.

¿Cómo os declaráis?”

“Culpable, Señoría”

“Por último, se os acusa de revisar, corregir y poner en duda los sagrados dogmas de nuestra fe.

¿Cómo os declaráis?

“Culpable, Señoría”

“¿Cuál es vuestro nombre, encausado?”

“Jesucristo, Señoría”

Espero que el lector haya tenido la misma reacción que yo tuve la primera vez que leí esta historia: ¡ah chinga, ¿qué pedo?!

Si fue así, pues entonces hemos experimentado en este momento el cambio de visión que el comprender un contexto nos da.

Cuando estudiemos una teoría, científica o no, no nos olvidemos de comprender o tratar de comprender el contexto en la que surgió. Tal vez en su contexto, una teoría que es ridícula ahora, fue necesariamente válida, como la teoría que dice que el sol y todas las estrellas giran alrededor de la Tierra, si el fervor religioso y la ignorancia nos hacían pensar que los humanos somos la Hi-Tech de la creación, pues es lógico pensar que todo gira alrededor nuestro, ¿o no? Y con eso reforzamos nuestra creencia.

Pues bien, nuestro contexto social, hoy, ahora, en la actualidad, ya... nos exige comprobar de manera sistemática y uniforme todo conocimiento, es decir, nos exige usar el método científico para darnos validez. Si no es comprobable aquí y en China, pues no es un conocimiento válido y por lo tanto no sirve de mucho.

Hubo una vez, hace mucho tiempo, en un país lejano, un contexto social que le daba validez a la brujería, tanta validez le daba, que las brujas eran quemadas por el temor que provocaban.

¿Cuánta validez y credibilidad debieron de tener como para provocar ese temor que hacía quemar a una persona viva?

Definitivamente gozaban de más respeto (entiéndase éste como miedo) las brujas de antes que los psicólogos de hoy... ¡y qué bueno!.

Claro que siguen existiendo las brujas, y muchas, pero muchas personas guían su comportamiento de acuerdo a lo que éstas les dicen.

¿Usan el método científico? definitivamente no.

¿Importa una chingada eso? creo que tampoco.

Por último, Bachelard nos habla, si es que entendí bien, del método.

En resumen, ya que sólo eso puedo hacer por el momento, el tema está un poco complicado y el autor no hace algo para volverlo sencillo... o yo no he hecho algo en toda mi vida para comprenderlo... bueno, me estoy dando cuenta de eso, creo que es un avance... como decía, en resumen, nos habla de que es bueno que existan muchos métodos de investigación, de hecho, la variedad de métodos es algo que no podemos evitar.

Tarde o temprano llegará un loco que diga que todo está mal y que cambie las cosas por un momento, hasta que llegue otro sonso igual y haga lo mismo... citando nuevamente a “Las Leyes de Murphy”:

Teoría de Hawkin sobre el progreso:

El progreso no consiste en reemplazar una teoría equivocada por una correcta. Consiste en sustituir una teoría falsa por una que es más sutilmente errónea.

Sin embargo, concluye enseñándonos que para que este rollo de la ciencia progrese, se necesita que el científico cual “paciente tejedor” combine toooooodos esos métodos y les encuentre “su exacto lugar en una teoría racional”.

Es una tarea muy difícil, no creo que sea imposible, pero sí es muy difícil.

Por lo pronto, lo que se estila es tomar un método apropiado para un determinado problema y olvidarse de los otros métodos. Hasta ahora ha funcionado bien. Claro que eso no es razón para seguir así. Podemos decir que “estamos mal”, pero prefiero decir “podemos estar mejor”.

Esta tarea, además, se vuelve aún más difícil si pensamos que las teorías cambian al cambiar el contexto social. Posiblemente una teoría excelentísima se vuelva una amenaza para la sociedad y por lo tanto se le rechace. ¿Qué vamos a hacer con ella?, ¿Se va agregar a este “tejido de métodos”? Posiblemente no lo hagan, aunque deberían. Posiblemente esa teoría pierda realmente validez en ese contexto social.

¿Cómo vamos a tejer el tapete de la ciencia si los hilos de los métodos cambian de textura, tamaño y color con cada generación?

¿Cómo vamos a hacer volar a una máquina más pesada que el aire?

... no, espérenme, la respuesta de la segunda pregunta ya fue contestada hace tiempo por los hermanos Wrigth... bueno, si algo tan difícil de hacer en esa época se logró, posiblemente en alguna época se logre también tejer ese tapete.

Ley de Meyer:

Es tarea fácil hacer que las cosas se vuelvan complejas,

pero es tarea compleja el volverlas sencillas.

Espero que un día llegue ese loco sonso y cometa ese error que nos hace falta para descubrir el método que nos resolverá nuestro problema de falta de poder y credibilidad.

Sinceramente, creo que es más fácil abrir los ojos y darnos cuenta que YA tenemos ese poder y esa credibilidad, y que los únicos que ponen en duda nuestras respuestas somos nosotros mismos.

Si uno como estudiante de psicología causa cierta “desconfianza” cuando dice que estudia eso, un psicólogo entero debe de contar con cierta credibilidad y si no se le da, no dudo que sea por temor a que lo que nos dice sea cierto, que muchas veces es algo duro.

En las ciencias naturales existe una única respuesta en cada época, en las ciencias sociales existen tantas respuestas como personas, y la única persona que puede verificar o refutar una respuesta es esa persona a la que se le responde, como se dice en nuestro campo:

“La persona sabe la respuesta, pero no sabe que la sabe”

Elmo Alanís Valdez

Bibliografía

“Las Copias”

El libro completo de las Leyes de Murphy

Arthur Bloch

Editorial Diana, 1994

México

La oración de la rana 1

Anthony de Mello

Editorial Sal Terrae, 1989

España