¿Qué hace un Psicólogo en la Terapia?
La labor de un psicólogo en la terapia es muy intensa, tiene que estar atento a todo lo que el cliente dice, lo que no dice, lo que hace y lo que no hace, de su postura, de su actitud, de su comportamiento en general y su semblante.
Todo esto lo hace simplemente observando, y como observar y no hacer absolutamente nada son acciones muy parecidas se corre el riesgo de pensar que el psicólogo no hace nada, y a veces es difícil notar la diferencia.
Durante una sesión de terapia, el psicólogo normalmente habla un 10% del total del tiempo, el resto escucha. Esto es lo normal, cuando menos en mi caso. El psicólogo no debería hablar tanto ya que se avanza en la terapia cuando el cliente se escucha a sí mismo, y como realmente nos escuchamos menos de la mitad del tiempo que hablamos, pues eso nos deja muy pocas oportunidades de avanzar, si el psicólogo habla mucho las reduciría aún más.
Si la “cura” viene al escucharse a sí mismo, entonces ¿para qué sirve un psicólogo?, podríamos simplemente sentarnos a meditar, a hablar con nosotros mismos, ¿no? Estoy totalmente de acuerdo. PERO, sucede que no lo hacemos, muchas veces necesitamos de ir a un lugar a cumplir esa tarea, como el gimnasio, realmente podríamos hacer ejercicios en nuestra casa, hay muchos que se pueden hacer usando los muebles o simplemente nuestro cuerpo, como sentadillas, abdominales, lagartijas, etc. y sin embargo necesitamos pagar para asistir a un lugar especial para esto. Ocurre lo mismo con la terapia.
Además, también pasa que muchas veces nos engañamos solos, nos mentimos a nosotros mismos, y somos tan buenos que nos la creemos totalmente. Necesitamos que ocurra algo extraordinario para darnos cuenta de la realidad, para reconocer que nos mentimos, o bien nos lo puede decir un psicólogo.
Parte de la labor de un psicólogo es lograr que no te mientas a ti mismo, que reconozcas tus propios pensamientos, que saques tus propias conclusiones y resuelvas tus propios problemas de la manera que mejor te resulte a ti y nada más a ti.
El psicólogo definitivamente que NO tiene las respuestas, esas las tendrá un gurú, un consejero, un amigo incluso, hay gente que busca las respuestas en la Biblia y a veces las encuentra.
Las respuestas, las verdaderas, las prácticas y funcionales, las que de verdad te servirían las tienes tú mismo. Es la labor del psicólogo ayudarte a escarbar para desenterrarlas. El psicólogo muchas veces no sabe qué se encontrará, pero sí que sabe dónde buscar.
Así como se detectan yacimientos de minerales en la tierra, gracias al uso de instrumentos o de la simple observación de la superficie terrestre, el psicólogo también observa la superficie de la mente de su cliente, usa herramientas como la interpretación de los sueños, los errores al hablar, las reacciones frente a diferentes temas y así detecta en dónde hay que escarbar para encontrar la cura.
Una vez detectada el área donde hay que perforar para sacar el mineral, se requiere de diferentes métodos para lograrlo, puede ser tierra suave, dura, roca, agua, etc. por lo que se requieren de métodos distintos según la superficie.
De la misma manera el psicólogo usará diferentes métodos para ir quitando tierra, rocas o agua de la superficie de la mente del cliente, irán profundizando cada vez más.
Puede ocurrir que el psicólogo haya llegado al fondo, que encuentre la cura, que reconozca el problema, su origen y su solución, pero de nada sirve que él lo sepa, salvo para guiar a su cliente a encontrarlo también.
No se le puede decir al cliente cuál es el problema, no siempre. Lo ideal es que la persona sea quien lo reconozca. El psicólogo sólo podrá guiarlo en una especie de juego de “frío y caliente”, donde se le persuadirá a cambiar el rumbo si este se desvía mucho, no hay que guiarlo de manera directa, porque en el transcurso de este camino a la cura se pueden encontrar muchas otras cosas útiles, es mejor avanzar en zigzag.
Durante la terapia, el psicólogo escucha al cliente y luego analiza todo lo que escuchó y observó. A veces hace preguntas para aclarar más un tema. No puede hacer nada más por el momento hasta conocer suficientemente la situación. Es por eso que se piensa que un psicólogo no hace nada, porque durante las primeras sesiones sólo escucha, pero no es una escucha como la de un amigo, es una escucha diferente, en otro artículo detallo más sobre eso.
Volviendo a la analogía del gimnasio, el psicólogo sería como el entrenador, las máquinas como las herramientas que usa (interpretación de los sueños, errores al hablar, etc.) y tú sigues siendo tú, ¿ok? Si después de ir 3 meses al gimnasio resulta que bajaste de peso, desarrollaste algo de músculo y en general lograste verte mucho mejor, te pregunto ¿es gracias al entrenador y las máquinas del gimnasio?, ¿le debes al gimnasio tu nueva talla de ropa, tu nueva figura? Yo pienso que no, es mérito totalmente tuyo por tu constancia y tu esfuerzo, a nadie le debes nada, salvo las cuotas al gimnasio.
Nuevamente, ocurre lo mismo en la terapia. Y sí, también ocurre que en los gimnasios hay entrenadores flojos que no atienden bien a los clientes, no les ponen atención, no se aseguran que hagan de manera correcta las rutinas de ejercicios, ven que cuentan 5 y no 10 en el levantamiento de pesas y los dejan, no les alternan la rutina y dejan sin ejercitar algunos músculos y sobre todo, no los motivan, que es algo muy importante en un gimnasio… y en la terapia, bueno… para todo.
Como he dicho antes, hay psicólogos buenos y malos, pero en este caso es difícil diferenciarlos durante el inicio de una terapia, sin embargo hay algunas señales que pueden usarse para distinguir a los malos.
Dos señales muy simples son estas: si el psicólogo habla de sí mismo durante la terapia podemos empezar a sospechar que es un mal psicólogo, también si durante la terapia da su opinión personal sobre tus asuntos, sobre todo si esa opinión está basada en sus principios y no en los tuyos.