¿Somos Dioses?
En la Biblia se menciona esto un par de veces, suficiente como para crear una buena polémica… de hecho, la existencia del purgatorio o la entrada inmediata al Cielo al morir se basa en una simple coma:
“En verdad te digo, hoy estarás en el Reino de los Cielos conmigo”, eso es entrada al Cielo inmediata.
“En verdad te digo hoy, estarás en el Reino de los Cielos conmigo”, eso es que entrará, en algún momento, y mientras estará en espera en el purgatorio… según dicen.
Sin embargo el tema no es ese, el tema es si somos Dioses según la Biblia, lo que pasa es que siendo algo que podría considerarse una tremenda blasfemia quiero irme con cuidado, uno nunca sabe quién va a leer estas líneas y qué uso les dará, así que si mi estimado lector es un ferviente creyente le pido que tenga compasión y me permita expresarme libremente, al fin esto no es más que un ejercicio mental del significado de un simbolismo.
Dios, para este ejercicio, puede ser el Dios que usted crea, su religión no importa aquí ya que en general estamos de acuerdo (más o menos) en lo que Dios significa, así que lo dejaremos como un simbolismo de la fuerza creadora del universo; espero que estemos de acuerdo.
Bien, ¿qué pasaría si en realidad todos fuéramos Dioses?
Como acostumbro le diré la respuesta de una vez ya que no me gusta dejarla para el final, y es esta: no tengo la más mínima idea.
Pero cuando me planteé esta pregunta lo hice motivado por personas a quienes admiro y que tienen esta idea.
Dediqué sólo 5 minutos a pensarlo, mi capacidad mental no me dio para más, de hecho creo que fueron 3 minutos, pero los suficientes para llegar a una primera conclusión:
Piénselo junto conmigo: Si yo soy Dios, y yo, por supuesto, no tengo nada de especial, el resto de las personas también son Dios, y aquí no hay que pensar sólo en los que nos caen bien y queremos, al decir que todos los demás también son Dios hay que pensar especialmente en los desgraciados que no aguantamos, en los idiotas que no sabemos cómo han llegado a sobrevivir hasta la edad que tienen con lo idiotas que son, en los depravados sexuales, asesinos y fanáticos de todo tipo.
¿También son Dioses ellos? Si yo me considero así, ellos también lo son… ¿cuál es la diferencia?
Uno podría pensar “bueno, la diferencia es que yo estoy guapo”, “la diferencia es que yo tengo estudios”, “la diferencia es que yo soy bueno”.
El problema aquí es que no estamos diciendo “yo soy gente bien”, porque si fuera así pues hay parámetros para medir los diferentes niveles de “gente bien”, “gente mal”, “gente mejor” y “la mejor gente”. En otras palabras, tenemos suficiente cinta métrica para saber la distancia que los diferencia.
¿Pero podemos saber la distancia a nivel “divino”?, ¿cómo demonios mides a Dios?
Decir “somos Dioses” me lleva esta conclusión: TODOS SOMOS IGUALES.
“¡Uuuy!” van a pensar muchos, “¡tanto para concluir algo que ya todos sabíamos!”, y sin embargo les aseguro que no es lo mismo.
Desde pequeños, se nos dice que todas las personas tienen el mismo valor, que somos iguales, que en realidad no hay diferencias: “todos somos hijos del mismo Dios”, se dice.
Aquí hablo de otra cosa que es difícil de explicar, pero lo intentaré: cuando digo que todos somos IGUALES, me refiero a algo más allá del “todos somos iguales” que te dicen en campañas de valores de la televisión.
Si estamos de acuerdo en que Dios creó el Universo entonces estamos hablando de algo mucho muy grande, encerrar a Dios en un planetita azul es hacerlo pequeñito. Dios es Dios de todo el Universo, ¿cierto? Si es así y nosotros somos Dios entonces deberíamos de expandir nuestra mente para que cubra más allá de nuestros pequeños pensamientos, encerrar a nuestra mente en nuestra cabecita loca es hacerla pequeñita.
Una vez leí una analogía y hasta ahora creo entenderla, decía “¿cambia en algo la distancia de la Tierra al Sol si la medimos desde lo alto de un rascacielos?”
La distancia es tan grande que algunos cientos de metros no hacen ninguna diferencia.
¡Estamos hablando aquí de ser DIOSES!, de ser algo tan grande que para mí es indescriptible, ¿qué diferencia hay entre el Papa Juan XXIII y Hitler? Bueno… mucha, pero si los vemos a ambos como Dioses, con toda la grandiosidad y complejidad de tiempo y espacio, si vemos su esencia, son iguales.
Sus circunstancias fueron diferentes, sus obras muy diferentes, pero viendo su parte Divina ambos son lo mismo. No es nada fácil verlo así y tampoco quiero decir que si tuviera la oportunidad, en su momento, de matar a Hitler no lo haría sólo porque “es un Dios”, igual le pegaría un tiro en la cabeza sabiendo que con eso seguramente detendría tantas cosas horribles; a él y a Heinrich Himmler, jefe de las SS.
Hay diferencias entre todos nosotros, como las hay de tamaño en los edificios, pero midiéndolos desde el Sol su altura ya no cuenta en realidad.
Es complicado imaginarse esa medida así como es complicado ver a todos como Dioses, pero ¿saben una cosa? Vale el esfuerzo de hacerlo así.
Si todos somos Dioses entonces la distancia entre mi inteligencia y la de los demás ya no importa, la distancia entre el conocimiento de los demás y el mío tampoco, la educación, cortesía, honorabilidad… todo eso deja de importar. Repito, no es fácil verlo así, y tampoco me refiero a que el conocimiento o la cortesía no importan o que no hacen diferencia en un trabajo, ciertamente lo hacen, pero lo que se vuelve absurdo es sentirse diferente a otro sólo porque tenemos un poco más o un poco menos de algo. Todos somos iguales, todos somos Dioses.
Si miras a todos como Dioses empezarás a ser amable y respetuoso con TODOS; “todos” incluye a los que te caen mal también… especialmente a esos. No se trata de fingir ser amable, cuando logras verlos así no podrás actuar de otra manera.
Si yo soy Dios, tú eres Dios, él es Dios, ¡todos somos Dios! Entonces no soy yo peor, no eres tú mejor, no son ellos diferentes, todos somos COMPLEJAMENTE IGUALES.