Imposible no creer en Dios
Siempre y cuando NO lo entendamos como nos lo muestra la Biblia, porque si lo vemos así, obviamente es ABSURDO.
Y es natural que sea absurdo. “A Dios…” – dicen los religiosos – “no se le puede entender con nuestra menta humana, está más allá”.
Es curioso que algunas cosas logren ocultarse tan bien estando ante nuestros ojos.
“Dios está más allá de nuestro humano entendimiento”. En esta frase está un “secreto” oculto a simple vista. “Dios está más allá de nuestro humano entendimiento”.
Vamos a verlo de manera literal ahora: Dios… está fuera de nuestro entendimiento. ¿Qué es lo que SÍ está en nuestro entendimiento? Pues todo aquello a lo que nuestra mente consciente tiene acceso por medio de la razón. Dios no cabe en nuestro razonamiento consciente, Dios no está en nuestro razonamiento consciente, entonces, ¿dónde está Dios?
La respuesta la he dicho ya muchas veces: Dios está en todo aquello donde no está nuestra mente consciente.
La ciencia ha ampliado nuestro conocimiento, es decir, nos ha dado explicaciones razonables para los fenómenos antes incomprensibles, que acertadamente los antiguos atribuían a Dios ya que estaban más allá de su razonamiento consciente.
Dios ha perdido terreno, el mismo que nuestra consciencia ha ganado.
Si lo interpretamos de esta manera, muchas cosas cobran sentido.
Los sueños, por ejemplo, se interpretan como “mensajes divinos” o simplemente “del más allá”, lo cual tiene absoluta lógica si los vemos como un producto de nuestra mente inconsciente; son imágenes que “recibimos” cuando estamos dormidos, es decir, no conscientes.
Antes de nacer no teníamos consciencia, al morir tampoco la tendremos, por eso se dice que regresaremos ante Dios. No cabe Dios en nuestra consciencia, al perderla, Dios puede SER.
Por eso Dios es tan difícil de conocer, porque intentamos comprenderlo con nuestra mente consciente, y por eso es la FE tan “necesaria”, porque en el uso de la FE dejamos de razonar, dejamos de pensar, pero también es lo mismo que dejar a nuestra computadora sin antivirus, sin la capacidad de razonar las ideas, cualquier idiotez puede ser aceptada como verdad, y precisamente con eso cuentan las religiones.
Es definitivamente más complicado tratar de comprender a Dios por medio de la religión, no es que sea imposible, pero sí es un camino con muchos obstáculos y muchos peligros.
La FE, entendiéndola como una ausencia de razonamiento consciente, sí es necesaria para asomarnos a la presencia de Dios, pero no podemos tener FE a petición de alguien, repito, es peligroso. La FE peligrosa es la que se crea desde nuestra consciencia, la que surge cuando alguien se dice, sobre todo a sugerencia de un tercero: “me parece imposible, pero voy a creer que es posible… porque para Dios no hay imposibles”. Con esa FE estamos FRITOS.
La FE inocua, la FE que no hace daño y que hasta podría ayudar en verdad, es aquella que se da de manera natural, no es forzada, en ella no se piensa “me parece imposible, pero elijo creer que es posible”, más bien se piensa “no tengo la menor puta idea de si es posible o imposible”, o mejor aún, no se piensa nada.
Pensar que algo es imposible, es juzgar, y eso se hace con la razón consciente. La FE religiosa es un permiso que nos otorgamos para dejar de pensar razonablemente, para creer estupideces pues, pero desde nuestra razón consciente decidimos de antemano que algo es imposible, y luego desde nuestra razón consciente decidimos ignorar ese juicio. No es más que un bonito juego.
Tener FE es no tener idea.
Hay una película de propaganda cristiana llamada “Facing the Giants” (Desafío a los Gigantes), trata de un equipo de futbol americano de una preparatoria al que su entrenador cristiano lleva a la victoria por medio de la fe. En ella se muestra una escena donde el couch le pide a un muchacho del equipo hacer un ejercicio de avanzar gateando, sin apoyar las rodillas, llevando a la espalda a un compañero, algo que comúnmente hacían hasta la yarda 20, pero esta vez, se lo pide hasta la yarda 50 y con los ojos vendados.
Sin saber cuántas yardas le faltan, el muchacho sigue avanzando a ciegas, y ante el asombro del resto de sus compañeros, se detiene cuando ya no puede más, creyendo que ha llegado a la yarda 50, cuando en realidad se encuentra en la zona de anotación contraria.
Él había expresado que podía llegar a la yarda 50 sin alguien a la espalda, ese era su “posible”, con alguien a la espalda era “imposible”, sin embargo, avanzó 100 yardas… gracias a la FE verdadera, que consiste en no juzgar. Con los ojos vendados, no podía juzgar correctamente cuánto había avanzado. No logró 100 yardas pensando “creo que lo imposible es posible”, logró 100 yardas pensando “no tengo ni puta idea de cuánto he avanzado”.
Y esa es la verdadera FE; el no juzgar, el no meter nuestra razón consciente, ahí en ese lugar donde NO está nuestra razón, está Dios.
La diferencia entre esta FE y la fe religiosa se puede explicar de esta manera:
La religión te impone respuestas, muchas veces muy tontas, y te pide que TÚ las aceptes por fe.
Pero la FE de la que hablo no es la que te da respuestas, todo lo contrario, es la que te da preguntas: ¿Por qué tengo YO dos hijos maravillosos?, ¿por qué tengo YO una bella esposa?, ¿Por qué tengo YO la oportunidad de vivir esta vida, de disfrutarla, de compartirla?
En esas preguntas, y no en sus respuestas, habita Dios.
¡Cómo no voy a creer en Dios! Si hay tanto que no me explico.