Dios, Satanás y Lucifer
Si crees que el concepto del Dios de la Biblia es confuso, porque sí lo es, es contradictorio, ambivalente o cuando menos como les gusta llamarlo a los creyentes, es “misterioso”, pues el concepto de Satán es aún peor.
Satanás, o simplemente “Satán” para los cuates, no siempre fue considerado la representación de la maldad, fue en sus años mozos conocido como el “Portador de la Luz”, o dicho en latín: “Lucifer” (lux que significa luz y fero que significa llevar).
Dependiendo de a quién le preguntemos, si a un cristiano o a un judío, Satán y Lucifer serán lo mismo o bien serán dos personajes distintos, pero al fin demonios los dos.
Los cristianos no se complican tanto la vida, Dios es al mismo tiempo Jesús, Paloma, Espíritu Santo y Ostia, y no se lo cuestionan. Los judíos en cambio, sí les gusta leer, y se dedican a estudiar un libro que saben que seguramente en toda su vida no llegarán a descifrar, este es la Kabbalah, la cual es tan compleja como la vida misma… y quizá más.
Para el caso, Lucifer y Satán son lo mismo, solo que hablamos de distintos momentos de la existencia, en el principio era Lucifer, así fue creado por Dios, quien TODO lo hizo y todo lo sabe, ergo, sabía que un día se revelaría contra Él y aun así permitió que se desarrollara esta novela en la que alejó de sí a su más hermoso ángel y nos creó un “enemigo” a los humanos que nos tienta y nos hace caer en pecado.
¿Pero, fue realmente así?
Porque, inmediatamente después de que el Hombre necesitara a Dios, si no es que antes, necesitó del Diablo. Necesitó de un ser a quién culpar de sus faltas, de sus errores, de las chingaderas que hacía por cabrón para que se entienda.
“No soy yo, es el diablo quien me hace cometer estas fallas”, como dijo el personaje principal de la sexy-comedia ochentera “Duro y parejo en la casita del pecado”: “Dios pone, la mujer dispone, llega el Diablo y todo lo descompone”.
Después de explicarse los relámpagos, el sol y la lluvia, e insisto, creo que inclusive antes de eso, el hombre necesitó explicarse sus mamarrachadas; el sentido de bondad y la consciencia de lo que es bueno es inherente al ser humano, desde su propio punto de vista, todos nos movemos sobre una moral, muy particular, pero que si faltamos a ella nos castiga con el remordimiento.
Y no hablo de las reglas sociales y mucho menos las religiosas, me refiero a las reglas propias, personales, individuales y muy de uno que quizá no se compartan con nadie más.
Si uno falta a esas reglas que en uno mismo se construyeron desde la niñez y que en lo particular se mantienen, las que funcionan, hasta la edad actual, entonces sobreviene un malestar que puede ser mental o hasta físico.
Antes de hacer un acto de consciencia, de analizar nuestras motivaciones y mucho menos antes de aceptar la culpa y vivir con ello o trabajar al interior para comprenderlo, el hombre en algún momento de la historia encontró un atajo y este fue, como ya he dicho, el Diablo.
Ahora bien, el asunto principal aquí es este: Se dice que un día de Dios son mil años del Hombre, y que Dios está presente en el ahora, en el pasado y en el futuro, que para él el tiempo no existe, que el antes y el después son lo mismo, cosa que para el Hombre no es así… pero ¿qué tal para el Diablo?
Y si Satán comparte esa cualidad de Dios, ciertamente debe de poseerla, Dios trabaja en todo el Tiempo, en el antes y el después, sus ángeles deben de poder pasearse por el Tiempo de igual manera, si no de poco le servirían.
Si pensamos en esto, veremos que Satán y Lucifer existen en cualquier momento, él puede estar en el principio, cuando era Lucifer o puede estar en el pasado más para acá del principio, cuando Dios lo condenó a ser Satán. ¿Y si quiere andarse en el presente, en el mismo día de hoy, como Lucifer?
Dios dice ser el Padre, pero no el padre de Lucifer, porque ¿qué padre no desea que su hijo sea más que él? ¿Y no fue ese el “pecado” de Lucifer, el querer ser como Dios o más que él?
De haberlo logrado, ¿no nos hubiera ido mejor con Lucifer como Padre que con el Jehová?
Y si lo reflexionamos de esta manera, Dios tampoco es nuestro Padre, porque tampoco a nosotros nos está permitido ser como Él y Adán fue el primero en comprobarlo.
La historia la escriben los vencedores… ¿y si el Creador de Todo fue Lucifer y Jehová, su creación, al revelarse contra Él ganó la batalla y escribió la historia tal como la conocemos actualmente?
Según la Biblia vendrá el día del Juicio Final y el Satán será derrotado de una vez por todas… ¿y si ese día es el día de la Revancha de Lucifer, cuando tome su genuino lugar y derroque al tirano que ha usurpado su trono?
El nombre de Jehová significa “el Eterno, el Inmutable, el que era, el que es y el que será”, el eterno, el que es y el que será es lo mismo, eso también lo es Lucifer, pero pongamos atención al significado:
Jehová: el inmutable
Lucifer: el portador de la luz
¿A quién seguir? Al que no cambia nunca, como aquello que se estanca, o al portador de la luz, del conocimiento.
La historia está escrita, pero ¿será la verdadera historia?
¿Quién es el Padrastro y quién el Verdadero Padre?
Como dijo Jesús, quien es paloma y ostia a la vez: Por sus frutos lo reconoceréis.