Lo Absoluto
“La única constante es el cambio”, dice un dicho.
La ciencia, que es lo más exacto que tenemos, cambia constantemente de parecer. ¿Por qué nosotros no?
En una discusión no debemos usar las palabras “siempre”, “nunca”, “todo”, “nada”, porque simplemente no es cierto lo que sea que digamos usándolas y muchas veces es fácilmente demostrable que estamos mal.
Afirmar absolutamente algo es peligroso, porque no deja margen para el cambio que seguramente se dará (nótese que escribí “seguramente” y no “siempre”).
Como dice Chespirito en varios de sus capítulos del Chavo del Ocho, “sólo las personas estúpidas están seguras 100% de algo”, “¿Seguro?”, pregunta el otro personaje “100%” contesta el primero.
Prácticamente no hay “nada” absoluto en el universo. Uno de los “santos griales” de la ciencia es alcanzar el cero absoluto de temperatura, hasta el momento los científicos se han acercado demasiado, pero no han logrado el cero absoluto. Si varios hombres de ciencia, con grandes recursos e investigaciones no han logrado este absoluto, ¿por qué uno puede afirmar absolutamente algo?
El vacío absoluto es algo que tampoco se ha logrado, y si no puede hacerse un absoluto con algo físico ¿por qué puede afirmarse que es posible con algo psicológico?
El tiempo mismo no es absoluto, cambia su velocidad dependiendo de qué tan rápido nos movamos o qué tanto nos afecte la gravedad, y si algo tan “constante” como el tiempo en realidad no lo es, ¿por qué pensamos que nuestras creencias lo son?
Hay un cuento que ilustra esto: Un señor tenía la costumbre en las mañanas antes de bañarse de remojar sus testículos y limpiarlos en un balde con agua templada. Un día su mujer le preparó un caldo con esta agua y él sin saber el origen se lo tomó con gusto.
Moraleja: No digas de esta agua no beberé.
Podemos cambiar nuestra mente, nuestras ideas y opiniones, aunque es muy difícil, casi imposible. Los buenos mercadólogos lo saben y por eso tratan de usar las creencias que ya están en la mente del consumidor a su favor. Hacen lo que muchas artes marciales, usan la fuerza del oponente para derribarlo.
En terapia ocurre algo similar. Las creencias de la gente parecen inamovibles, por eso muchos terapeutas dicen “no vienes a terapia a cambiar, no se trata de eso”, y bueno… la realidad es que la persona sí que cambiará, pero no en sus creencias más profundas, cambiará su forma de comportarse, de reaccionar, y lo ideal es que se usen las propias creencias del cliente para lograr este cambio.
Si una persona cambia, cambiará su situación también. Por más absoluto e inamovible que algo parezca, puede cambiar. Ocurre con el suelo que pisamos, parece que es algo inamovible, algo fijo, algo sólido y sin embargo ocurren los terremotos y todo se mueve, y aún sin terremotos, está también en movimiento, pero es tal sutil que no lo sentimos, pero se mueve.
Si el planeta entero cambia, ¿por qué uno no podría?
En la práctica no existen los absolutos, sólo en teoría. Todo es variable, y esa es la única constante.
¿Quieres cambiar?, pues empieza por creer que el cambio es posible, por absoluta que parezca tu situación.