Las Bromas No Existen
Este es un principio psicoanalítico y es uno muy sencillo. La persona que hace una broma está diciendo la verdad y sólo la verdad.
Primero hay que definir lo que es una broma y diferenciarla de sus primas hermanas, el humor y el chiste.
El chiste es un cuento con un final inesperado que ilustra un proceso inconsciente. El humor es la escenificación de un suceso que sigue reglas muy específicas y que al igual que el chiste provoca la risa en quien lo presencia, por ejemplo, ver que alguien se tropieza o se golpea involuntariamente es gracioso, es humorístico.
El chiste se cuenta y el humor se observa, ya sea en la vida real, en el teatro o el cine o en nuestra mente gracias a una narración detallada de un hecho.
Las bromas se dicen, no se cuentan ni se interpretan (teatralmente), e inmediatamente después se tiene que especificar “¡es broma!”… pero no lo es en realidad.
Las bromas son una especie de “pase libre” que se da el Yo de quien la hace para saltarse al Súper Yo y hacer o decir algo que de otro modo no se permite. En otras palabras, decir “es broma” nos justifica ante lo que acabamos de decir y le quita el significado real que tiene, convierte lo que dijimos en algo “sin importancia”, pero sí que la tiene.
Cuando alguien no se atreve a decir algo es posible que lo diga a través de una “broma”.
Los psicólogos sabemos esto y por eso nunca bromeamos, a menos que lo hagamos adrede.
Ahora que el lector lo sabe quizá se cuide de bromear, ya que en realidad se estará delatando y aún mejor, ahora que el lector lo sabe podrá con seguridad tomar como verdades las bromas que escuche y actuar con ventaja.
Por supuesto que quien haga una broma negará que sea verdad. Si esa persona pudiera aceptar su broma como verdad entonces desde un principio no lo hubiera dicho como “broma”. Es prácticamente inútil enfrentar a un bromista para que acepte sus bromas como verdades, pero tú sí puedes actuar en consecuencia sabiendo que lo son, no necesitas que el bromista lo confiese.
Una advertencia, si bien podemos estar seguros de que las bromas son verdades, también debemos recordar que el bromista no quiso decirlo en serio y si nos conviene, hay que darle por su lado y tomarlo como lo dijo: en broma.
Por ejemplo: al amigo de un amigo (no estoy hablando de mí) le ha pasado que en broma se le insinúan mujeres, pero siendo este amigo casado y no queriendo líos la toma como se le presentó, como una broma.