Skip to main content

La decepción, ¿problema tuyo o mío?

Contaba el cómico norteño Chis-Chas:

- Oye viejo, que la sirvienta está embarazada.

- Pues es su problema...

- Sí, pero dice que el hijo es tuyo...

- Ah, pues es mi problema...

- ¡Pero yo soy tu esposa!

- Ah, pues es tu problema...

La decepción es una forma de manipulación, no caigas en el juego.Muchas veces nos colgamos problemas que no son nuestros. Claro, podría pensarse que eso es lo que hace un psicólogo, pero no, uno no toma como propios los problemas de sus clientes, y es por eso que podemos ser eficaces para resolverlos.

Un típico ejemplo de cargar con un problema que no es nuestro es cuando alguien dice “me has decepcionado”, eso es claramente problema de esa persona, de ninguna manera es nuestro.

Es problema de esa persona lidiar con su decepción de otra persona. La decepción ocurre cuando se esperaba algo y no se obtuvo, y ese algo normalmente lo crea la persona decepcionada sola, nadie le pide que espere ver cierto comportamiento.

Escuchar de alguien, sobre todo de alguien a quien admiramos o de quien queremos admiración, decir “me has decepcionado” se siente como un golpe a nuestro ego, sentimos inmediatamente una deuda moral que tenemos que pagar… pero ¿le firmamos acaso un cheque o un pagaré?, ¿por qué tenemos esa deuda?, ¿de dónde salió?, bueno, el origen aquí no lo discutiré, lo que importa ahora es decir que esa deuda NO EXISTE. No le debemos nada a esa persona. Es más, al decirnos eso nos ha hecho perder parte de nuestra confianza, porque no es más que un intento de manipulación, y si nos quiere ¿por qué nos trata de manipular?

“¿Te he decepcionado?, lo siento, pero eso es problema tuyo, no mío” es la respuesta correcta.

La única decepción que cuenta es la nuestra, decepcionarnos de nosotros mismos por no haber hecho algo, o por haberlo hecho. Esa sí que es una deuda que hay que buscar pagar, porque a la persona a la que se le debe es la más importante del mundo, uno mismo.

Tus ideas, tus opiniones y en última instancia, tus decepciones son las únicas que importan y que te deben de preocupar.

Si acaso tú eres de los que dice “me has decepcionado”, pues que te aproveche tu decepción, porque es algo que deberías tragarte solo y no buscar indigestar a otros.

¿Quieres ver cierto comportamiento? Ayuda a lograrlo, no critiques después.