Cómo calmar a un niño pequeño cuando se ha golpeado con algo
Los niños desde 1 año y hasta los 4 ó 5 años son muy propensos a golpearse con cosas porque aún no controlan 100% sus movimientos y no han aprendido a evitar accidentes.
Así que cuando pasa que se golpean o se machucan y sueltan el llanto, ¿qué puede hacerse para calmarlos casi de inmediato?
Hay papás que los cargan y los abrazan y los consuelan, pero el llanto normalmente sigue o inclusive aumenta. Lo PEOR que pueden hacer es decirles “¿te pegó la silla hijito?, vamos a pegarle a la silla, mira (y le dan unos golpecitos a la silla o al objeto con el que se pegaron), ya le pegamos, ya no llores”. A veces funciona esto, pero ¿a qué costo?, el niño ha aprendido la venganza, una de las cosas más inútiles y peligrosas que hacen los humanos.
Lo que propongo he visto que funciona inmediatamente, los niños dejan de llorar y se calman, no lo he probado con mil niños, pero sí con los suficientes como para atreverme a escribirlo aquí y proponerlo a mis lectores. Si alguien lo pone en práctica le voy a agradecer mucho si me escribe contándome si le funcionó o no.
Cuando un niño se pega con una mesa o cualquier otra cosa, para que se calme y deje de llorar lo que puede hacerse es levantarlo, abrazarlo mientras se le dice “¡te pegaste, pobrecito, mi niñito!” o como acostumbres hablarle y de manera bonita, pero sí aclararle que él solo se ha pegado, luego acércate con él en tus brazos a donde se pegó y empiézale a describir cómo se pegó, por ejemplo “A ver, te pegaste con la mesa, te metiste de bajo y luego te levantaste y te pegaste en la cabezota”, todo esto se lo dicen mientras lo miran a los ojos y procurando que el niño mire la mesa mientras se le habla de ella y que luego nos mire a nosotros. Entre más descriptivos seamos, para hacer un poco más larga la narración de los hechos, es mejor.
El dolor siempre es mayor cuando uno se concentra en él, si uno deja de prestarle atención al dolor, éste casi desaparece. Para un adulto ignorar el dolor es difícil, pero los niños tienen una capacidad mayor de concentración, que sólo les dura unos minutos, pero es muy poderosa, por eso logran “olvidarse” del dolor fácilmente.
La clave está en hacer que el niño se concentre en otra cosa y lo que en ese momento más atrapará su atención es precisamente lo que acaba de ocurrirle y paradójicamente al recordarle cómo y en dónde se pegó deja de llorar.
O quizá funcione simplemente porque el niño ha tenido la atención total que requiere después de golpearse, ha visto que reconocemos lo que le sucedió y que nos preocupamos por él.
Sea cual sea la explicación, hacer esto los calma y evita que lloren.