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Mi Experiencia con la Hipnosis

Al principio creía que la hipnosis era algo más poderoso de lo que es.

Fui al teatro a ver a Taurus Do Brasil, un hipnotista reconocido con muchos años haciendo shows de hipnosis para el entretenimiento.

La primera hora del show se la pasó hablando y aconsejando a los asistentes, la mayoría jóvenes como yo. En ese entonces tendría unos 17 años.

"Mire el reloj, tiene sueño, mucho sueño, ahora agarre su chequera y escriba..." esto no funciona.Mientras hablaba, yo trataba de no verlo mucho a los ojos, ¡pensaba que de alguna manera con lo que estaba diciendo me iba a hipnotizar!

La segunda hora del show fue como quizá la mayoría de mis lectores conocen: duerme a unos 20 asistentes, los pasa al frente, les hace sugerencias graciosas y uno se ríe mucho al ver el comportamiento.

Al final compré un caset de él y lo usé para hipnotizar a algunas amigas que estaban de acuerdo, por supuesto que deben de estar de acuerdo, no es posible hipnotizar a alguien a la fuerza. Por cierto, yo mismo traté de hipnotizarme con el caset pero no pude.

Uno de los mitos de la hipnosis es que sólo la gente débil de mente puede hipnotizarse, esto no es verdad, de hecho, para lograr ser hipnotizado es necesario tener la capacidad de concentrarse y esto no todos lo logran, definitivamente no lo lograría un “débil de mente”.

Les ponía este caset a amigas y al cabo de unos 20 minutos estaban hipnotizadas. Hice algunos experimentos típicos, por ejemplo le decía a una de ellas que durante 1 minuto después de despertar olvidaría por completo el número 7, luego la despertaba y le pedía que contara los dedos de mis manos: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8, 9, 10, 11… y entonces ponía cara de extrañada, porque sabía muy bien que los dedos se ambas manos suman 10 no 11 y sin embargo al contarlos le daban 11, los contaba de nuevo y al llegar al 9 y ver que faltaban dos dedos más por contar se quedaba callada sorprendida, luego vi que contaba nuevamente en silencio y se quedaba sin decir nada tratando de entender qué pasaba. Al pasar el minuto exacto de repente decía ¡Ah, ya sé que pasó, no conté el 7!

Todo esto me gustó mucho y entonces compré dos libros pequeños sobre hipnosis, eran de unas 70 páginas aproximadamente, con letra grande y doble espacio. Los leí y empecé a hipnotizar gente yo mismo, es decir, ya no usaba el caset de Taurus Do Brasil. Luego compré otros libros de la misma serie y otros más, estos sí eran un poco más grandes, pasaban de las 100 páginas con letra normal y espacio simple, pero básicamente decían lo mismo.

Tenían técnicas para hipnotizar diferentes, y otras más para detectar la sugestionabilidad de una persona, es decir, el grado que tiene de aceptar sugestiones, entre mayor sea el grado más fácilmente podrá ser hipnotizada.

En ese entonces no había internet, mi única fuente de aprendizaje fueron los libros.

Básicamente cualquiera puede hipnotizar, sólo se requieren de algunas características: una voz agradable y evocar confianza, y bueno, por supuesto, saber la técnica, la cual no es nada complicada.

Una de mis amigas que hipnoticé me pidió una tarde que la hipnotizara para que le quitara un dolor de cólico que tenía, la dormí, le hice la sugerencia de no sentir nada de dolor en su abdomen durante lo que quedaba del día y la desperté. Por supuesto que no sintió dolor en lo que quedaba de la tarde.

En otra ocasión ella quería recordar a una persona que soñó, no lograba identificarla y tenía mucho interés en saber quién era. La hipnoticé y le sugerí que recordara quién era. Nuevamente, al despertar lo recordó.

Cuando hipnotizaba a alguien, la primera instrucción que le daba era que cuando yo las mirara a los ojos, deslizara mis dedos desde su frente hasta sus ojos y les dijera “duérmete”, dormirían el sueño hipnótico. Así que si alguien ya había sido hipnotizado por mí, bastaba con que hiciera eso y volvía a dormir inmediatamente.

En una ocasión, hipnoticé a una amiga para no recuerdo qué cosa que me pidió, pero le di otra sugerencia además, le dije: Hoy a las 8 de la noche exactas me vas a llamar por teléfono, no sabrás porqué lo haces, pero al escuchar mi voz te sentirás muy contenta. Eran como las 2 de la tarde, luego la dejé en su casa y esperé con ansiedad las 8 de la noche.

Llegaron las 8 y mi teléfono timbró:

-          Hola!

-          Hola!, ¿qué pasa?

-          Nada, me dieron ganas de hablarte – dijo y empezó a reírse.

-          ¿Por qué te ríes?

-          No sé, je je je, me siento bien.

-          Ah… ok, ¿sabes qué hora son?

-          No.

Y luego le platiqué que yo le había hecho la sugerencia de llamarme a las 8 de la noche, curiosamente no sabía que eran las 8, pero su mente inconsciente sí lo sabía, recordemos que tenemos un reloj biológico y es muy exacto.

La sugerencia se mantuvo en su mente por 6 horas. Lo que quería probar era qué tanto tiempo duraba una “orden” en la mente inconsciente de alguien. Al parecer puede durar cuando menos 6 horas, seguramente más.

Lo que se le dice al sujeto hipnotizado son “sugerencias”, no se le pueden llamar “ordenes” o “instrucciones” porque no lo son, una persona hipnotizada hará lo que se le dice sólo si le da la gana hacerlo, por eso son simplemente sugerencias.

Es decir, no es posible hacer que alguien hipnotizado haga algo en contra de sus principios, si es capaz de hacerlo despierto, lo hará hipnotizado también. Si alguien hace algo ridículo hipnotizado y no sería capaz de hacer despierto, hay que ver si lo haría si tuviera la escusa adecuada, al fin y al cabo estar bajo hipnosis es una buena excusa, igual que estar borracho, con eso uno se permite hacer cosas que normalmente no hace, porque “estoy borracho/hipnotizado, no soy yo realmente”.

La hipnosis es muy buena para los espectáculos en teatros, de verdad que uno se ríe mucho, más que nada porque la gente actúa como uno mismo lo haría si estuviera en las situaciones en las que el hipnotizador los somete, es decir, nos reímos de nosotros mismos al identificarnos con los hipnotizados.

Se dice que la hipnosis puede ayudar al estudio. Esto no lo comprobé en mis experimentos, pero no creo que sea cierto. Puede hacerse que una persona recuerde algo específico, pero de poco servirá decirle a alguien: “serás mejor estudiante, tendrás mejor retención”.

Los libros que leí sobre hipnosis empezaban explicando lo que era la hipnosis, luego explicaban las técnicas para lograrla y al final lo que se tenía que decir para lograr algún objetivo, por ejemplo dejar de fumar, comer menos, etc.

La hipnosis es un estado de hiperconcentración. La persona no está realmente inconsciente ni realmente consciente, está en la mitad de este camino, en el límite. Está concentrada en sí misma y en el hipnotizador. Las sugerencias que el hipnotizador le haga serán tomadas voluntariamente como la realidad, pero dentro de un “juego”, la persona sabe que no es la realidad pero la toma como tal como lo hace un niño al imaginarse dentro de su mundo de fantasía.

La última persona que hipnoticé fue una alumna de un amigo mío, pasé por él a la preparatoria donde daba clases y al parecer estaban platicando sobre hipnosis, la clase ya había terminado así que nos tomamos un tiempo para hacer una demostración.

Primero jugaron vencidas dos alumnas, a la que perdió, y por mucho, la hipnoticé y le sugerí que iba a tener más fuerza al despertar, volvió a jugar a las vencidas y perdió nuevamente. Entonces la volví a dormir, le hice de nuevo la sugerencia de la super fuerza y así dormida jugó a las vencidas, esta vez ganó.  Aquí puede ser que haya sacado más fuerza por la sugestión, o puede ser que la persona con la que compitió, al verla dormida con los ojos abiertos y esa mirada que tienen los hipnotizados, haya pensado que realmente su contrincante iba a tener más fuerza y entonces en una especie de efecto placebo ella disminuyó su fuerza… o su confianza.

Este es el final de este artículo. Tengo la intención de escribirlo en partes, ya que mi experiencia con la hipnosis no termina con lo que hasta ahora he escrito. Próximamente extenderé el contenido.