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Las Tres Excusas

Cuando una persona explica el por qué no puede hacer tal cosa, o ir a tal lugar, o lo que sea, en otras palabras, cuando da excusas para algo, pasa normalmente que si es cierto, si la excusa es válida en realidad, dará sólo una.

Tres excusas, las tres vacías o quizá la tercera sea la razón real pero la menos fuerte.Si la persona da más de una excusa, dos o tres, entonces es probable que esté mintiendo, que en realidad sean explicaciones no válidas y lo que pasa es que no quiere hacer lo que se le pide, como ir a un lugar, etc.

Cuando alguien te de dos excusas, pídele una tercera, verás que quizá piense un momento y luego te la dará. Ya que las dos primeras son explicaciones falsas, no le costará mucho dar una tercera, pero pasa algo curioso: esta tercera excusa es la verdadera.

Olvida las dos primeras, por más válidas que parezcan ser, no lo son, la tercera es la buena. Así que si quieres acorralar a esta persona y tumbarle sus excusas, empieza por la tercera, no pierdas tiempo con las dos primeras, que al fin y al cabo ni son válidas para la misma persona.

Esto ocurre por dos razones, una es el efecto Colombo. Me acabo de inventar ese nombre, ¿recuerdas la serie de televisión “Colombo”?, si tienes más de 40 años probablemente la recuerdes, si no, es que no te tocó verla. Colombo era un detective de homicidios de la policía de Los Ángeles. Este personaje tenía muchas características interesantes, pero aquí lo que importa es su estilo de interrogación. Colombo hacía preguntas al sospechoso, preguntas “fáciles”, y el sospechoso respondía todo muy bien, entonces él decía “bueno, Sr. Fulanito, eso es todo, muchas gracias por tu tiempo” y se empezaba a retirar, el sospechoso obviamente se tranquilizaba al pasar bien por las preguntas, bajaba sus defensas, se relajaba, y entonces 5 segundos después de despedirse, estando ya casi atravesando la puerta de salida, Colombo giraba de nuevo al sospechoso y le decía “ah!, una cosa más Sr. Fulanito…” y le soltaba la pregunta pesada, la que no era fácil de responder por el sospechoso, y ahí es donde descubría la verdad.

Esto es cierto, la gente se prepara para mentir, unos más que otros, y actúan durante un interrogatorio, como podría ser “¿me acompañas a x parte?”, esto los podrá tomar desprevenido, pero igual se tomarán 5 segundos para pensar mientras dicen “no puedo.... porque…”, y darán sus excusas, una excusa pensada rápidamente, quizá muy obvia, otra un poco más rebuscada, y ahí descansarán, creerán que con dos es suficiente, y quizá den una tercera para rematar, pero ya relajados y además, y esta es la segunda razón, querrán hacer el mínimo esfuerzo, entonces no querrán esforzarse más en pensar y dirán la verdadera.

El otro lado de esta moneda, si quieres mentir bien, no des nunca sino una sola excusa, aférrate a ella y no te inventes una segunda. Claro que esto es sólo un requisito para mentir bien dando excusas, hay muchos otros, y bueno, aquí va otro: controla tus cejas, cuando la gente da una excusa falsa normalmente levanta las cejas, sé consciente de esto, no las levantes.