¿Qué hacer con el coraje?
El coraje, es decir, el enojo maximizado y enfocado hacia alguien, es un sentimiento tan grande que casi llega a materializarse para convertirse en algo físico que nos destruye por dentro... de hecho se dice cuando alguien nos hace pasar un coraje que "nos está llenando los riñones de piedritas".
Un coraje nos paraliza, nos nubla la mente, no nos deja seguir para continuar con nuestra actividad, nos deja sólo con él, con nuestro coraje para sentirlo. Por lo tanto un coraje es algo que no queremos, que no nos beneficia, porque al contrario del enojo, que puede convertirse en energía positiva, el coraje no cambia en nada más que en más coraje.
¿Cómo nos lo quitamos de encima?
Bueno, no podemos convertirlo en algo más, pero podemos "disolverlo". Esto se logra con varios pasos:
El Primero:
Hablar sobre el coraje. Y para quien lo siente es muy fácil hacer esto, basta con preguntarle "¿por qué estás enojado?" para que se suelte vociferando una sarta de cosas malsonantes que describan la fuente de su coraje. Hay que decirlo todo, TODO, como si el coraje fuera algo podrido en nuestro estómago que hay que vomitar. VOMITA TODO, sácalo, y como el vómito lo que digas debe de ser apestoso, feo, asqueroso, no te limites, di lo que te molesta de la peor manera.
Cuando termines, después de unos 10 minutos quizá, ya te sentirás diferente, pero claro, basta con que te acerquen tantito a la llama para que te enciendas de nuevo, pero aquí no acaba esto, continuamos al siguiente paso.
El Segundo:
Responder a la pregunta "¿Por qué sucedió lo que sucedió?, paso por paso", es decir, lo que se tiene que hacer es volver a contar la historia, explicando cada parte detenidamente como para que alguien totalmente ajeno lo entienda claramente, que entienda lo que se dijo, lo que se hizo y de ser posible lo que se sintió con eso.
El Tercero:
Buscar razones. Una vez que se observa claramente lo que ocurrió podemos buscar las razones que llevaron al coraje. Muchas veces basta con esta explicación: "Me dio coraje porque esa persona es una idiota". Una deducción tan ilusa y sencilla como esa es suficiente a veces para calmarnos. Lo importante es encontrar una respuesta que nos haga sentir superiores, que es precisamente lo que el coraje nos quita, nuestra superioridad ante los demás.
No se trata de que seamos superiores a todo el mundo, pero nuestra estima nos pide sentirnos así cuando menos a diario, y si no superiores cuando menos iguales, pero no podemos permitirnos sentirnos menos, y cuando alguien nos "obliga" a eso, nos da coraje.
Lo mejor sería evitarlo, no es fácil, pero si aprendemos a no hacerle caso a lo que no nos conviene viviríamos más tranquilos.
Como dice el chiste de Eugenio, un comediante español:
- ¿Cómo le hace usted, Don Jacinto, para tener tan buena salud a sus 95 años?
- Pues mira, simplemente yo nunca discuto con nadie.
- ¡Ah!, ¿de verdad?, no creo que se sea por eso...
- Bueno, pues por eso no será.
Evita corajes en lo que te sea posible, no sirven de nada... y si fumas, deja de fumar, hacer corajes y fumar son la misma cosa, ambas pueden matarte... no ahorita, pero lo harán.