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Metiche sin querer queriendo

Ensalada

“¡Inspector!” – dijo el ayudante – “he encontrado una pista que me ha dado datos sobre el sospechoso.”

“¿Qué datos encontró, oficial?”

“Bueno, pues gracias a esta única pista, he encontrado que el sospechoso es un hombre maduro, de 56 años, con pelo canoso, de complexión delgada de 80 kilos, mide 1.76 de estatura, usa lentes de aumento, es moreno, trabaja en el negocio de la construcción, es ingeniero, se graduó en la Universidad Autónoma de Nuevo León en 1965, y tiene un perro llamado Manchas.

“¡¿Cómo?!” – le respondió sorprendido el Inspector – “¿Qué pista encontró?”

“Su cartera, señor Inspector”

¿Los psicólogos están siempre analizando a todo el mundo?Con la Psicología pasa lo mismo.

Plato fuerte

De dos o tres conductas podemos, a veces, inferir muchos datos acerca de una persona.

Pero aquí el problema a tratar es la ética de este asunto. Creo que la mayoría de las personas estamos de acuerdo en que se apliquen los conocimientos psicológicos en un contexto terapéutico, pero, la bronca es que una vez que se nos abren los ojos con el estudio de la psicología, es difícil cerrarlos de nuevo, creo que a estos “nuevos ojos” les faltan párpados, a lo mucho podemos intentar hacer que no vemos lo que vemos, o sea, hacernos tontos, que, por cierto, a muchos se nos da con facilidad.

He escuchado decir a mis maestras: “... no, claro que uno no anda por la vida analizando a todos los que nos topamos”. Cuando yo era chiquito, espero que me den la razón, me enseñaron que cuando las nubes están obscuras es porque va a llover. Claro que yo no ando por la vida viendo a cada momento al cielo para ver si las nubes están obscuras, o si estaban claras y como que se empezaron a obscurecer o lo que sea, pero definitivamente cuando llego a ver nubes obscuras pienso que muy probablemente va a llover.

Disculpen que use un ejemplo taaaaan mencionado, pero cuando vemos a alguien que limpia algo cien mil millones de veces, o se regresa 3 o 4 veces a ver si cerró bien el carro, no podemos dejar de pensar que tiene algún tipo de compulsión.

El problema ético que nos trajo aquí es: si somos o no metiches. No estoy muy seguro de si ser metiche es algo no ético, pero estoy seguro de que es reprobado como conducta individual, no como parte de una profesión, estoy de acuerdo en que hay algunas profesiones que le pueden dar rienda suelta a esta conducta y todavía es bien pagada y reconocida, pero ser metiche no es algo bien visto en el ciudadano común.

Ser metiche es querer enterarte de algo que ¡no te importa!, algo que la persona relacionada con eso prefiere mantenerlo en secreto, algo que guarda en su intimidad, y que por lo tanto, si alguien intenta obtenerlo será como un atentado a la intimidad de esa persona, y todos estamos de acuerdo en que eso es algo feo, feo. Como dije en otro lugar, ¡a nadie le gusta que otros sepan de qué color trae los calzones!

Entonces, ¿qué pasa con el psicólogo clínico?, es alguien que se mete en la intimidad de otro, y es algo bueno cuando se busca un cambio o un aprendizaje positivo y los dos, psicólogo y cliente, están de acuerdo. Pero ¿qué pasa con el psicólogo cuando “anda por la vida”?

Se supone, como dicen mis maestras, que uno no anda por la vida analizando personas, y estoy de acuerdo, uno no anda de metiche queriendo averiguar la personalidad de cuanto cristiano se le pone enfrente, pero ¿qué pasa cuando este cristiano trae un letrerote que nos dice cómo es?, no podemos ignorarlo, está ante nuestros ojos. Y bueno, podría alguien pensar que mientras esa información nos la guardemos, no hay problema. Yo le diría a ese alguien que si acepta que haya una persona videograbándola en todo momento, hasta cuando se está bañando, claro, con la condición de que cuando esa persona muera, las cintas sean metidas junto con ella al incinerador; cuando menos yo, no aceptaba, y no dudo que haya por ahí algún exhibicionista que sí acepte, pero la mayoría de la gente me parece que diría que no.

Regresando, hay cosas que el arquitecto no puede dejar de ver, claro que no va a fijarse en los materiales por los que está compuesta una casa, pero si ve una cuarteadura entonces creo que le será muy difícil no darse cuenta de cuál, probablemente, sea el problema.

Con la Psicología pasa lo mismo.

Con esto no quiero decir que somos unos metiches.

No lo somos, pero si las personas se muestran desnudas es difícil no verlas, desnudas psicológicamente hablando, claro está.

Y entre más trucha es uno, más puede darse cuenta de lo que tiene enfrente, es decir, más abiertos tiene los ojos para ver la cantidad de barbaridades que muestran las personas.

Entonces, ¿somos unos metiches?

Creo que no podemos evitarlo, y la única solución que se me ocurre es la que mencioné al principio: hacernos tontos.

Ya lo decía Don Hermenegildo Torres, Fundador y Presidente del P.U.P.: Si quiere llegar a viejo reglamentariamente, hágase pendejo a lo menos una hora diaria, y los que tienen facultades, pues que se avienten las 24 horas.

Con eso se solucionaría un poquitín el problema.

Ahora, déjenme presentarles, con la ayuda de Anthony de Mello, S.J., el lado opuesto de la moneda:

El médico, tras examinar detenidamente al paciente, dijo:

“Ha tenido usted un ataque de neumonía. Es usted músico, ¿no es cierto?”

“Sí”, respondió asombrado el paciente.

“Y toca usted un instrumento de viento...”

“¡Exacto! ¿Cómo lo sabe?”

“¡Elemental, mi querido amigo! Tiene usted una inconfundible lesión de pulmón, y su laringe está inflamada, debido, indudablemente, a que la ha sometido usted a una intensa presión. Dígame, ¿qué instrumento toca usted?”

“El acordeón”

¡Los riesgos de la infalibilidad!

¿Alguna vez han cometido un error de esos en algún “diagnóstico silvestre”?

Yo sí... y no uno, ¡varios!, y eso porque no he tenido tiempo de cometer más...

Los peligros de fiarse de un experto:

Un hombre recibió una nota de un amigo escrita de un modo absolutamente ilegible. Tras ímprobos esfuerzos por entenderla, al fin se le ocurrió solicitar la ayuda del farmacéutico.

Este estuvo todo un minuto examinando fijamente la nota; luego tomó una gran botella de color oscuro de la estantería, la puso sobre el mostrador y dijo: “Son dos dólares”

Con la Psicología pasa lo mismo.

Postre

Ante la amenaza de ser llamados “metiches”, no nos queda otra que decir que no es posible deducir tanto de tan poco, que no es posible darnos cuenta de los secretos más oscuros de alguien con sólo tener una pequeña charla.

Los psicólogos ven más allá de lo evidente, pero nos hacemos los tontos, aunque también están aquellos psicólogos que no ven nada y también se aparentan ser tontos, pero no por decisión propia.

Así que, concluyendo, no somos metiches, no buscamos meternos en la vida de los demás, lo que pasa es que los demás no pueden mantener su vida oculta de nuestras miradas, que es diferente.

Y si el lector no lo cree, intente dejar de leer esto, ya, ahora, yo no lea más, deténgase, aleje este papel de su mirada, no lo vea, no siga leyendo esto, no haga caso de las letras, ignore este escrito, cierre los ojos y no vea más estas palabras... ¿por qué sigue leyendo?, ¿será porque simplemente este texto se le presenta ante usted y no puede ignorarlo?, si usted llegó hasta aquí es por que siguió leyendo, claro, imagínese que lo hubiera dejado... no pasaría nada, pero con las personas esto cambia un poco, yo no puedo alejarme de alguien o callarlo o cambiarle el tema cuando me doy cuenta de algo personal, así que, como dije antes, sólo nos queda hacernos los tontos.

Y como todo mundo sabe, los tontos y los niños son anti-éticos... e inocentes.