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¿Cómo el Sujeto conoce al Objeto?

Dos problemas sencillos:

El primero:

Tres amigos toman café en la terraza de un bar, y el camarero les cobra por ello $75. Cada uno paga sus correspondientes $25, pero hacen saber que el precio les parece abusivo. Enterado el dueño de la queja, dice al camarero que les devuelva 25, pero éste considera que se trata de una cifra no divisible por tres, así que lo soluciona a su manera: devuelve $5 a cada uno de los clientes y se queda con $10.

Un sujeto formado de objetos construyendo un objeto... así de confuso está este tema.Entonces aparece el problema: los amigos pagaron $20 a cada uno ($25 - $5), lo que hace un total de 60, a lo que hay que sumar $10 que se quedó el camarero. El resultado es $70; por lo que, extrañamente, ha desaparecido una moneda de $5.

¿Cuál es la solución?

El segundo:

Hablando de Ciencia, ¿Cómo el sujeto conoce al objeto?

Vamos a resolver primero el segundo problema, ya que es el más sencillo.

Los conceptos físicos son creaciones libres de la mente humana y no quedan, a pesar de parecerlo, determinadas por
el mundo exterior.
Albert Einstein

Para empezar, se puede decir que el sujeto es el que conoce al objeto, el objeto es lo conocido por el sujeto. La pregunta nos da estos antecedentes por sí misma.

Y yéndonos más atrás, también nos infiere la existencia de un sujeto y un objeto. Y ahí nos vamos con la finta de que existe un "objeto" y un "sujeto". Tal vez esto no sea cierto, tal vez no exista un "objeto", tal vez no exista un "sujeto", tal vez la pregunta está sembrada con la misma intención que los fósiles de dinosaurio, para poner aprueba nuestra fe en Dios.
Seamos pecadores por un momento para creer que existe un sujeto y un objeto y los fósiles de dinosaurio, después de todo, si no hubiera pecadores ¿a quién iba Dios a perdonar?

Como primera respuesta a esta pregunta "¿Cómo el sujeto conoce al objeto?", tengo que decir, como dirían los franceses, que no tengo ni puta idea.

El sujeto conoce al objeto porque el objeto se le presenta y el sujeto, ¿gracias a Dios?, tiene la capacidad de  reconocerlo. Lo reconoce en primer lugar porque lo diferencia de sí mismo, es decir, reconocemos lo que no es parte de nosotros, si no es parte de nosotros entonces es "otra cosa", algo que no es "nosotros". Debido a que este "algo" le afecta y le impacta al sujeto, el sujeto lo reconoce. No nos acordamos de nuestros pies a menos que una piedra en el zapato nos moleste. El sujeto no reconoce al objeto hasta que el objeto se pone en el camino del sujeto. Tal vez existan muchos objetos más, permítanme corregir eso, no "tal vez", seguro existen muchos objetos más, pero mientras no "molesten" nuestra existencia no los reconoceremos.
Es algo que se da, es lo natural, conocemos porque tenemos la capacidad de hacerlo. Aquí ya inserté una característica al sujeto: el sujeto somos todos los que tenemos capacidad de conocer.

Esta capacidad de conocer es posible gracias a los sentidos. Los sentidos nos dan oportunidad de percibir las cosas, o mejor dicho, los fenómenos de las cosas, pero, para fines prácticos, nunca conoceremos realmente a los objetos, y sus fenómenos corresponden perfectamente con ellos, así que ¿porqué no llamar objetos a los fenómenos de las cosas?.

Entonces... tenemos que los objetos son tooooodas las cosas.

Los sujetos somos nosotros, cualquiera que pueda leer esto se incluye dentro de "nosotros"... pensé que un analfabeta no podría leerlo... pero puede escucharlo, en fin, cualquiera que pueda conocer algo, si quiera que conozca que existe algo que conocer.

Los objetos son todas las cosas de las que podemos aprender. En esto se incluyen cosas físicas, psíquicas o teóricas.
El sujeto – Usted, yo y toda la raza – conoce al objeto – esta hoja, su contenido y la grapita de la esquina – aunque no quiera. Basta con ponerle atención a algo para conocerlo. Un amigo tiene un búho, le quiere enseñar a hablar como a los cotorros, hasta la fecha no ha podido, a pesar de la mucha atención que el búho le pone. Pero los búhos creo que están satisfechos con saber atrapar ratones. En cambio los humanos no nos satisfacemos con una rata de campo asada, queremos también comerla frita, hervida, en caldo, en fin, buscamos muestra satisfacción de muchas maneras. Le ponemos atención a muchas cosas, hasta a lo que no nos importa. Véase el ejemplo de los psicólogos, metiéndose en la vida de los demás... ah!, esta raza...

Bueno... resumiendo, el sujeto conoce al objeto porque el objeto o sus fenómenos –en el caso del conocimiento teórico - ahí están presentes frente al sujeto y éste es capaz de verlos si le pone atención.

Los objetos existen aunque no exista el sujeto. Si un árbol cae en la mitad del bosque y nadie está ahí para escucharlo ¿hace ruido?. ¡Claro que hace!

A algunas personas les gusta complicarse la vida. ¿Quién dice que nosotros no somos un organismo muy pequeño dentro de otro ser vivo?; le dijo un organismo a su compañero "oye, no crees que nosotros podamos ser unos seres dentro de un gran organismo", y su compañero le contestó "anda, no digas estupideces y vamos a atacar a ese grupo de células".

El universo, ese conjunto de objetos que pueden conocerse, ha existido desde antes que "alguien" tuviera conciencia de él.
Ha existido y el mendigo árbol hace ruido si se cae. No le busque 5 patas al burro porque el quinto que le encuentre puede no ser la pata, ¡aguas!.

Entonces... tenemos otra característica del objeto: no depende del sujeto para existir.
Los objetos reales (las cosas) están ahí, no podemos verlos tal y como realmente son, no con una mirada científica, la mirada científica sólo es capaz de ver los fenómenos de los objetos.

Dicen... que sí se puede ver a las cosas como realmente son, dicen que ver las cosas como realmente son es estar en el cielo, dicen que las cosas, como realmente son, son perfectas, dicen que para ver las cosas como realmente son hay que tener la mirada de un niño, será por eso que Jesús dijo: Dejad que los niños vengan a mí, porque de ellos es el reino de los cielos.

Recordé un cuento de nuestro viejo amigo Anthony de Mello:
Uno de los pocos hombres que han caminado por la luna cuenta cómo tuvo que reprimir sus instintos artísticos cuando llegó al satélite.
Recuerda que, cuando se hallaba mirando embelesado a la Tierra, estaba como paralizado por el asombro y diciéndose para sí: "¡Dios mío, qué preciosidad!"
Pero en seguida, volviendo en sí, se dijo: "Deja de perder el tiempo y dedícate a recoger piedras."
Así que volvamos también nosotros a nuestra labor de "recoger piedras".

Ahora bien, el sujeto ¿requiere del objeto para existir?
Bueno... no. No el sujeto real, la persona, sí el sujeto de ciencia. Porque si no hubiera zapatos, no habría zapateros.

Entonces... el sujeto sí requiere del objeto para existir.

Regresando a lo que nos tiene aquí escribiendo a mí y leyendo usted, el objeto existe independientemente del sujeto, el
sujeto existe dependientemente del objeto.
Esto nos lleva a pensar que los objetos determinan el conocimiento, y bueno, ¿por qué no?
¿porqué nadie conoce la sística?, ¿usted, amable lector, conoce la sística?
¿Por qué en el mundo nadie conoce algo acerca de la sística?
¡La respuesta es porque la sística no existe!... o no somos capaces de verla, de ponerle atención.
El conocimiento acerca de los objetos lo crean los sujetos.

El mapa no es el territorio; Alfred Korzbybski

Los conocimientos de los objetos no son los objetos. Pero para fines prácticos, uno puede ser un experto en el Amazonas con sólo leer mucho acerca de él. Se puede saber y decir mucho de los objetos con estudiarlos e investigarlos. Y como dije ya antes, para fines prácticos, podemos decir que estos conocimientos de los fenómenos de las cosas, de los objetos, son conocimientos de las cosas, de los objetos.

Un cuento más:
Los discípulos estaban enzarzados en una discusión sobre la sentencia de Lao Tse:
"Los que saben no hablan;
los que hablan no saben".
Cuando el Maestro entró donde ellos estaban, le preguntaron cuál era el significado exacto de aquellas palabras.
El maestro les dijo: "¿Quién de vosotros conoce la fragancia de la rosa?"
Todos la conocían.
Entonces les dijo: "Expresadlo con palabras".
Y todos guardaron silencio.

Conocer la rosa, su compuesto químico y sus partes y todo eso, es lo que hace el sujeto.
Conocer su fragancia, es lo que hace la persona.
Con esto, creo que hemos llegado a obtener una característica más del sujeto.

El sujeto puede existir, o puede no hacerlo. Cuando olemos una rosa, si realmente estamos oliéndola y disfrutándola, somos nosotros-persona quien lo hace, si estudiamos esa rosa, somos nosotros-sujeto quien lo hace.

Entonces... tenemos que el sujeto es quien conoce al objeto, como decía al principio de este texto, pero es esa acción, la de conocer, la que determina la existencia del sujeto. El sujeto existe mientras conoce, si no conoce no existe.

Hasta aquí ya he puesto en escena a 4 actores: cosa, objeto, persona, sujeto.

Las cosas las disfruta la persona. Pero sólo hace eso. No se da un conocimiento científico, ni se modifican, ni nada.
Los objetos los conoce el sujeto. Y generalmente los modifica, y los pone a trabajar a su conveniencia.
La persona se "divierte" con las cosas, desgraciada o agraciadamente algo pasó y a alguien se le ocurrió querer
transformarlas. Y su mirada cambió. Al querer comprenderlas para modificarlas las tuvo que convertir en objetos, y él sin notarlo tal vez, se convirtió en sujeto.

Dicen... que las cosas no cambian por la acción del hombre. Lo único que somos capaces de cambiar son los objetos. Y lo hacemos.

¿Cómo el sujeto conoce al objeto?

Primero, la persona crea al objeto, la cosa ya existe, pero ¡para fines prácticos otra vez! tomaremos al objeto como la cosa.
Luego como consecuencia de esto, la persona se convierte en sujeto.

Después, se hacen un montón de desbarajustes con los objetos, se hacen teorías, se contradicen teorías, se queda uno con cara de baboso sin poder entender nada.
Y al final, dicen... que uno vuelve a su estado de persona y los objetos vuelven a su estado de cosas y por fin uno vuelve a ser feliz.

Ya sé que la respuesta sería decir qué desbarajustes se hacen y cómo, pero parece que no.
Parece que la pregunta es una pregunta capciosa, de esas que traen truco, por ejemplo: Si me caigo en una alberca de leche, ¿me sacas?

Volviendo la mirada al texto que nos trajo hasta aquí: El problema (o el falso problema) de la "relación del sujeto y el
objeto, voy a formular esta pregunta de manera adecuada... no la pregunta de la leche (me sacan de onda), sino la de ¿Cómo el sujeto conoce al objeto?

Y bien, ahí les va:
¿Qué es primero, el sujeto o el objeto?
Porque como consecuencia de la creación de un objeto, surge un sujeto que lo estudia. Pero si no había un sujeto que lo creara, ¿cómo surgió este objeto?
¿Quién inventó los zapatos?
¿Un zapatero?, lo dudo, porque si no había zapatos, ¿cómo pudo ser su inventor un zapatero?, y si no lo inventó un zapatero, quién fue, ¿un carnicero? No.... tuvo que haber sido un zapatero, si no, cómo surgió el zapato, pero antes de ser creado el zapato, ¿cómo pudo llamarse "zapatero" al zapatero?

Concluyendo con este problema.
El sujeto no existe, es creado.
El objeto no existe, es creado.
Lo único real son persona y cosa.
El sujeto surge de la persona.
El objeto surge de las cosas.
El objeto lo crea el sujeto.
El sujeto lo crea la creación del objeto.
El sujeto conoce al objeto.
Y casualmente, este conocimiento coincide con la cosa.
A la cosa esto no le beneficia ni le perjudica sino todo lo contrario.
A la persona la confunde haciéndole creer que ese conocimiento es válido.
La cosa queda olvidada al conocer al objeto.
La persona queda olvidada al hacerse sujeto.
La cosa no cambia.
La persona tampoco.
A la cosa le vale...
A mí también...

Ahora pasemos al primer problema:
¿Dónde quedó la moneda de $5?
Se trata de un antiguo y conocido caso de planteamiento falso que se remonta a los sofistas. No hay tal desaparición de moneda si el planteamiento se realiza correctamente:
El coste de los tres cafés fue de $50, el camarero regresó $5 a cada uno de los tres clientes, que suma $15 y él se quedó con $10.
Sinceramente aunque lea la respuesta de este primer problema no logro comprenderlo.
Del segundo problema sólo replante la pregunta, pero no voy a contestarla, ¡ya le di la respuesta al primer problema!, ahora le toca a usted contestar la segunda.

¡Suerte!

Bibliografía
El Canto del Zen
Jon Winokur
Editorial Selector, 1990
Juegos de Ingenio
P. Vives
Editorial Roca, 1985
¿Quién puede hacer que amanezca?
Antohy de Mello, S.J.
Editorial Sal Terrae, 1991
La Oración de la Rana 2
Antohy de Mello, S.J.
Editorial Sal Terrae, 1998