Definitivamente, sin lugar a dudas y con toda seguridad: Dios creó al Hombre.
Pero primero debo definir lo que es Dios, y como el Dios que es UNO es indefinible, lo mejor que puedo hacer es definirlo por lo que NO es.
No es un señor de bata y barba blanca que está en las nubes observándonos, no es una paloma y tampoco es una persona que probablemente vivió hace muchos años y murió en una cruz.
No es un “ente” o “ser” que todo lo sabe y todo lo ve y que le gusta que lo alabemos.
No es cualquier cosa que se nos ocurra en la mente, no es cualquier imagen, figura o cosa en la que pensemos.
Anthony de Mello, sacerdote jesuita, explica que la Creación es la danza de Dios y que, si observamos con atención, quizá podamos descubrir en ella al Danzante.